jueves, 25 de octubre de 2012

Posición ideal para la relajación

         Al igual que para el entrenamiento autógeno, para el entrenamiento en la relajación progresiva podemos utilizar diferentes tipos de posiciones. A continuación especificamos las descritas anteriormente:

  • Tendido sobre una cama o un diván con los brazos y las piernas ligeramente en ángulo y apartados del cuerpo.

  • Un sillón cómodo y con brazos; en este caso es conveniente que utilicemos apoyos para la nuca y los pies.

  • Sentados en una silla o banqueta. En este caso utilizaremos la posición del cochero descrita para el entrenamiento autógeno.

¿Dónde practicar la relajación?

            El mejor consejo en referencia al lugar de práctica es el sentido común. Así, se evitarán en la medida de lo posible los estímulos auditivos y visuales (poco ruido y poca luz).
Al igual que hemos expuesto en el apartado anterior dedicado al entrenamiento autógeno; las condiciones del lugar donde realicemos la práctica tiene que cumplir unos requisitos mínimos:

  • Ambiente tranquilo, sin demasiados ruidos y lejos de los posibles estímulos externos perturbantes.

  • Temperatura adecuada; la habitación tiene que tener una temperatura moderada (ni alta ni baja) para facilitar la relajación.

  • Luz moderada; es importante que se mantenga la habitación con una luz tenue.

La relajación y la meditación

           Cuando se comienza la práctica de relajación resulta en la mayor parte de las ocasiones una fuente de sensaciones extraordinarias, agradables, placenteras, aparece un nivel de descanso más profundo, y se instaura una sensación de tener a disposición más energía, más vitalidad. En general se tiene conciencia de que se ha tomado contacto con algo muy valioso. Sin embargo pasa el tiempo y personas que han tenido esta experiencia, que están seguros de ella, abandonan la relajación, ¿por qué?, son variados los motivos: el olvido es una característica del ser humano, la falta de preparación inicial suele ser la causa más común, la falta de compromiso ya que no hay nadie con quien trabajar ni forma de verificar los progresos, en suma se produce un estancamiento, una rutina y el olvido.
 
Con el entrenamiento en relajación podemos conseguir controlar el propio nivel de activación. En muchas ocasiones las actividades de la vida cotidiana nos superan, debemos atender a demasiadas exigencias a la vez, y nuestra capacidad de respuesta se ve rebasada por el incremento de demandas que desde el exterior se nos realiza. La continua y persistente solicitud de nuestra atención acaba logrando que la capacidad de respuesta disminuya hasta resultar inadecuada.
 
Cada persona convive bien con cierto nivel de estrés, por encima de ese límite la sensación de inseguridad, nerviosismo, angustia incluso, impiden el funcionamiento correcto de las capacidades intelectuales, emocionales y físicas, llegando a producirse un deterioro en las mismas capaz de afectar profundamente a la salud física y mental.
 
El uso regular de técnicas de relajación puede ser provechoso, sin importar que otras cosas uno haga para controlar el estrés. Escoja un lugar y un momento en que nada vaya a distraerlo y nadie vaya a molestarlo. Una vez que haya acostumbrado a su cuerpo y a su mente a relajarse, podrá alcanzar el mismo estado de tranquilidad en cualquier momento que quiera.